Durante tres años he sido la cuidadora de mi marido, que era gran dependiente.

Cuando la ENFERMEDAD entra en casa arrasa con tu vida, tal cual la tenías establecida. A partir de ese momento, el bienestar del enfermo se convierte en el objetivo principal y todo gira en torno a él.

Pero ojo, si la situación se prolonga, el cuidador queda tocado física y psicológicamente.

La solución es ayuda, ayuda y más ayuda al cuidador

¿Cuál es el lado positivo?

Hay que rascar mucho para encontrar algo positivo en esta situación, porque es una batalla perdida de antemano que  deja muchas heridas abiertas.

¿En qué he mejorado?

Me he dado cuenta de mi fortaleza, soy llorona pero fuerte.

Y de mi generosidad. Por mucho que quieras al enfermo, hace falta ser generoso para ir superando el día a día

Hoy me quedan los recuerdos de toda una vida y algo muy importante para mí, la conciencia tranquila por haber actuado en cada momento lo mejor que he sabido y podido.

Espero que mis reflexiones os hayan interesado.

Un saludo cariñoso a Santiago

Teófila

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