En general, cuando hablamos de soledad, solemos asociarla a las personas mayores; sin embargo, la pandemia por COVID ha puesto de manifiesto una realidad muy distinta: la población joven cada vez siente más soledad de la que imaginábamos y este hecho parece no haberse tomado en cuenta hasta el momento.

Imaginamos a los jóvenes con su grupo de amigos/as, en una etapa de la vida donde pueden hacer muchas cosas y relacionarse sin problemas, pero sin embargo se encuentran en un momento vital de mucha incomprensión, con un futuro incierto por el momento social y económico complicado y con una necesidad de encajar no solo dentro de su grupo de iguales si no también en redes sociales.

Necesitamos, por tanto, seguir profundizando en esta realidad, en las causas y en los recursos de los que les podemos dotar desde las diferentes instituciones y espacios informales para prevenir que este sentimiento desencadene en problemas de salud a largo plazo.

Es importante entender que la adolescencia y la juventud son etapas de continuos cambios y búsqueda identitaria donde aún falta experiencia para gestionar las emociones y cuesta mucho poder hablar y normalizar determinados sentimientos sino es entre iguales. De manera que el pedir ayuda por sentir soledad no está en sus planes. En este sentido es fundamental la sensibilización en sus espacios más comunes como son los centros educativos, internet, etc… para hacerles entender que existen soluciones y que se pueden crear nuevas redes de apoyo y amistad.

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