En primer lugar, dar las gracias mil veces por la ayuda de los psicólogos de la teleasistencia. Desde el primer día que me puse en contacto con ellos, han sido de gran ayuda. Están pendientes de mí y me llaman para ver como siguen las cosas y eso me ayuda muchísimo.

En la experiencia de ejercer de cuidadora creo que lo primero que hay que tener en cuenta es cuidarse uno mismo para poder cuidar a los demás, dosificar las fuerzas y las energías y pensar en uno mismo y guardar tiempo para uno mismo.

Esto es la teoría luego la práctica del día a día es otra cosa y la mayor parte del tiempo yo no lo he conseguido. Yo soy hija única con lo cual no puedo repartir las cargas entre los hermanos, tengo la ayuda de mi marido y de mi hija, pero el peso lo llevo yo. Mi padre debido a una enfermedad mental no diagnosticada, es un maltratador. Mi madre que ha sido la primera que ha sufrido esta situación nunca ha querido o no ha podido hacer nada para cambiar la situación. Siempre ha intentado cambiarle a él, cosa del todo imposible. Hace seis o siete años mi padre empezó a dar señales de que su condición mental estaba empeorando y él mismo me pidió que me ocupara de las cosas que ya no podía atender. Intentar ponerme de acuerdo con él era muy difícil, en ese momento empecé a desarrollar la capacidad de hablar con él, intentar convencerle de las cosas que había que hacer, muy complicado. Aquí empezó un auténtico esfuerzo mental para poder tratar con él sin discutir y sin desesperarme más de la cuenta.

Durante todo el confinamiento estuve atendiéndoles, compra, limpieza, comida. Todos teníamos miedo, pero a mi padre se le fue completamente la cabeza, con paranoias y con comportamiento violento y agresivo sobre todo con mi madre.

A finales de junio mi padre tuvo un desvanecimiento y fue ingresado en el hospital donde ha estado un mes hasta finales de julio. Yo he estado acompañándole todo el tiempo en el hospital con la ayuda de mi marido y de mi hija y durante ese mes mi madre y yo hemos tenido tiempo para valorar posibles soluciones a la salida del hospital. De acuerdo las dos, decidimos buscar una residencia y que mi padre fuera directamente a la residencia cuando le dieran el alta. Y allí está en la residencia donde de atienden y le cuidan desde entonces.

Mi madre ahora vive sola, mucho más tranquila, pero con sentimientos encontrados, le echa de menos y está preocupada por si no le cuidan bien en la residencia. Así estoy a día de hoy, mi padre agresivo cuando le veo y mi madre diciendo que a saber cómo le estarán tratando allí. Estoy francamente agotada, yo sé que he actuado correctamente, pero tengo una mezcla de rabia, frustración, ira que no puedo volcar contra nadie porque mi madre no es consciente del daño que me hace y al fin y al cabo tiene 91 (los dos tienen 91) está muy mayor y necesita que me ocupe de ella.

Lo único que se me ocurre es intentar cuidarla y seguir visitando a mi padre guardando las distancias y no dejándome herir, como intentando distanciarme de la situación, pero es muy difícil y estoy agotada. (La semana pasada me operaron de un problema ginecológico que tenía y ahora estoy en reposo durante 10 semanas sin moverme con lo cual no puedo ir a verla).

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