Esta semana han aumentado las temperaturas, por ello te dejamos algunos consejos de prevención de los golpes de calor.
Un golpe de calor consiste en el aumento de la temperatura corporal, normalmente por encima de los 40 grados, provocado por una larga exposición al sol o a entornos calurosos y también por la falta de hidratación o ventilación. Son más frecuentes en verano o cuando se producen olas de calor que hacen que se eleve la temperatura notablemente durante unos días.
Aunque cualquier persona puede sufrir un golpe de calor hay grupos que tienen mayor riesgo como los bebés, persona con enfermedades crónicas o las personas mayores, entre otros.
Para evitar que nuestro cuerpo se vea afectado por un golpe de calor te dejamos algunas recomendaciones:
- Hidratación: una buena hidratación es fundamental para evitar los golpes de calor. Los días en los que aumenten las temperaturas, intenta beber agua con regularidad para mantenerte hidratado.
- Evita las horas calurosas en el exterior: si tienes que salir de casa, intenta organizarte para hacerlo en las primeras horas de la mañana o a última hora de la tarde, así evitarás las horas de más calor y evitarás riesgos.
- Evitar exposiciones prolongadas al sol: si necesitas salir en horas de mucho calor, intenta no permanecer mucho tiempo bajo el sol directo. Aprovecha para caminar por la sombra o entrar en algún edificio para refrescarte si el camino es muy largo.
- Evitar realizar esfuerzos: intenta no realizar actividades físicas que te requieran mucho trabajo para no forzar tu organismo.
- Usa ropa ligera: los tejidos como el hilo o el lino son menos calurosos que el algodón. De esta forma podrás estar más fresco, especialmente si hay una ola de calor.
¿Cómo detectar un golpe de calor?
Los síntomas que te permiten reconocer un golpe de calor suele ser, primero, la temperatura corporal elevada (por encima de los 39 grados), pero también puede notarse la piel seca, cansancio, sensación de sofoco, alta sudoración, sed, mareos o dolores de cabeza.
