El concepto de Edadismo implica la existencia de creencias y prejuicios hacia las personas mayores. Esa imagen social influye en las personas mayores y la hacen suya, lo que repercute negativamente en su bienestar, ya que genera un impacto negativo sobre su autoestima.

La infravaloración de sus capacidades físicas y cognitivas puede favorecer precisamente la pérdida de la independencia, generar depresión y acelerar el deterioro cognitivo, aumentar el riesgo de soledad y aislamiento y una mayor inseguridad.

En general, se asocia a las personas mayores con una pérdida de capacidades físicas y mentales y con una falta de utilidad. Quizá todo ello venga del desconocimiento, porque cuando en los encuentros intergeneracionales las personas de distintas edades interactúan entre si, siempre la reacción es positiva. Y quedan gratamente sorprendidas.

Es cierto que, con los años, se pierden algunas cosas, pero también se ganan otras. Debemos contemplar el envejecimiento como una etapa más de la vida y reflexionar porqué ponemos etiquetas negativas a las personas mayores, pero no valoramos todo lo positivo que pueden aportar. Muy probablemente, rechazamos a las personas mayores, porque no queremos envejecer.

Propuestas que deberíamos poner en marcha para decir #STOPEDADISMO:

  • Procurar que se conozca la realidad de las personas mayores. Son personas con años y tienen una experiencia mucho mayor que las jóvenes.
  • Empezar por cambiar el lenguaje, que cuando lo escuchemos nos sorprenda y lo rechacemos.
  • Es importante contribuir desde todos los sectores, en mejorar la calidad de vida de las personas mayores, lo que conlleva derribar mitos en torno a la tercera edad.
  • Educar, concienciar y sensibilizar a la sociedad, al igual que lo hacemos con los derechos de las mujeres o del racismo. Debemos hacer pedagogía con personas de todas las edades para erradicar la discriminación por edad.
  • Revisar nuestros comentarios y nuestras actitudes con las personas mayores.
  • Revisar nuestro lenguaje paternalista y nuestro comportamiento discriminatorio, porque ninguneamos la capacidad de decisión de las personas sólo porque tienen más edad que nosotros.
  • Revisar los comentarios, las actitudes y los comportamientos que tenemos. Si analizáramos nuestro comportamiento con las personas mayores, nos daríamos cuenta que discriminamos varias veces al día.
  • Fomentar el contacto de personas mayores con jóvenes para reforzar vínculos y mejorar la percepción que la juventud tiene de las personas mayores.
  • Poner el foco de atención en las capacidades de la persona, centrarnos en aquello que hacen bien.
  • Estimular sus habilidades y fomentar su autonomía personal. Dejar de utilizar un lenguaje infantilizado y la sobreprotección.
  • Reconocer su capacidad de toma de decisiones personales y respetar su intimidad.
  • Es responsabilidad de toda la sociedad transmitir una imagen positiva y realista del envejecimiento con el objetivo de mejorar la percepción del envejecimiento activo y saludable, que redundará en una vida volcada hacia el futuro.

Y un añadido final, que nos servirá para amplificar el mensaje: Sensibilizar, contar y difundir son las mejores herramientas para poner fin a una de las causas de marginación más comunes en el mundo, la discriminación por la edad.

Por Manuel Monteserín,

Presidente de ASISPA

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