Hola, mi nombre es Yolanda y soy cuidadora.

Quería aportar mi granito de arena a este día tan especial del cuidador.

En mi caso, cómo se suele decir, la familia no se elige. Cuando llega este momento y te conviertes en cuidador, te invaden emociones y sentimientos enfrentados difícil de gestionar: culpa, frustración, rabia… Que, a la vez, se transforman en un reto de crecimiento personal.

Para mí, lo más positivo de todo es sentirse orgulloso por el trabajo realizado y tener la conciencia tranquila de haberlo hecho de la mejor manera posible, y es que, sin ninguna duda, el papel de cuidador te hace ser resiliente.

Y para finalizar, quería dedicar estás palabras a todas esas personas cuidadoras que se encuentran en situaciones semejantes, para que nos unamos a que nos oigan, nos entiendan y nos apoyen y porque también necesitamos que nos cuiden para poder cuidar.

Reivindicar la labor del cuidador es un derecho de todos.

Gracias por escucharnos.

Yolanda Martín.

ASISPA
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